As alumnas de 4º Sara y Llara realizaron un pequeno estudo da poesía de Becquer.
El desamor en las poesía de Becquer.
En la rima XLI, el amor se acaba por el efecto de dos personalidades fuertes que no ceden la una ante la otra, dos caracteres contrapuestos, dos personalidades que se enfrentan y no llegan a comprenderse. Entre ellas el amor no pudo crecer, porque ni el «yo» ni el «tú» del poema se dejan vencer. Prima el orgullo sobre el acercamiento, y sin ello no es posible que perdure el sentimiento amoroso.
Sin embargo, la intensidad del dolor de la ruptura se expresa con mayor patetismo en la rima XLII. Ya no es la airada explicación de lo inevitable, sino una dolorosa sorpresa. En la rima XLVI el tono evoluciona y ahora casi se nos explica lo que quedaba en el aire en la rima XLII. ¿Cuál es la imagen de la mujer que se transmite en esta última rima?
En la rima XLII es la traición la que rompe el amor y el corazón del «yo» lírico; en la XLVI, destrozado, aún se mantiene en pie su orgullo. La mujer, el «tú» de los dos poemas, se presenta como un ser frívolo y sin sentimientos, para quien el «yo» amante es solo alguien con quien se cruzó en su camino y que, una vez gozado, deja de importarle.
La rima LIII es la más famosa de las compuestas por Bécquer. En ella podemos apreciar la antítesis entre un amor total cuyo recuerdo no podrá borrar el paso del tiempo y el cambio continuo de las estaciones, que representa lo mudable de la vida, produce esa sensación melancólica de algo hermoso que se ha perdido y que nunca más retornará, a pesar de que tampoco nunca podrá ser superado. Da sensación de tristeza ante un amor pleno que se dejó pasar y que ya no se podrá recuperar en la vida.
En la rima LVI trata la monotonía, no hay pasión. En ella se presenta la idea desolada de la vida sin amor. Las pasiones acarrean tanto gozo como dolor, pero incluso eso es preferible a la ausencia de amor, sin el cual la vida no tiene sentido. El hombre desengañado e incapaz de amar de nuevo es un muerto en vida.
Por otra parte, en la rima LVIII, la desesperanza da paso al cinismo: ya no se cree en el amor eterno. El amor es una pasión fugaz, un sentimiento temporal y transitorio que hay que vivir plenamente y luego, una vez disfrutado, olvidar. En este poema, el amor idealizado de otras rimas queda fuera del tema; el amor es aquí sólo el amor pasional y no debe aspirarse a conseguir nada duradero.
En conclusión, vivir plenamente implica compartir y construir lazos afectivos. La vida no tiene sentido en soledad, sino en la unión con quienes amamos. En ese intercambio emocional se encuentra la única forma posible de inmortalidad. Así, la poesía de Bécquer no es solo lamento, sino la afirmación del amor como razón última de ser.
Coñeces esta obra de Becquer? Cal é a túa rima preferida?
Comentarios
Publicar un comentario